Foto: Franco Trovato Fuoco.
Foto: Franco Trovato Fuoco.

Los trabajadores y trabajadoras de los grandes supermercados se preparan para volver a batallar por el descanso dominical. Tras la decisión de Coto y Carrefour de abrir este domingo, dos empleados cuentan cómo cambió su vida y la de su familia con esta ley.

“Yo tengo decidido que el domingo no vuelvo a trabajar”, advierte, con seguridad, Cristian, empleado de Carrefour. Cristian prefiere no dar más datos personales. En los supermercados locales hay un miedo latente y justificado: estar a favor del descanso dominical pone en riesgo tu fuente laboral. El hombre, sin embargo, acepta dar su testimonio, esto es, contar qué cambió en su vida desde que los domingos se queda en casa durmiendo hasta tarde y compartiendo con su mujer y sus hijos. Martín Lovaine, también se suma a hablar y destaca que puede dar su nombre y apellido porque es delegado de Coto. En la empresa donde labura sobran los apretadores. Lovaine tiene 35 años y ya hace 16 que es empleado de este supermercado. La mayoría de esos años los pasó yendo cada domingo a trabajar. “No vale la pena”, dice. “Los derechos no se cambian por dinero. Hay que pelear por la familia. El domingo no se negocia”.

La ley provincial de descanso dominical entró en vigencia en julio de 2016. Tanto su aprobación como la adhesión de todas las empresas afectadas se lograron después de intensas peleas políticas que se libraron en las calles y los recintos provinciales y municipales. La lucha por el “derecho a la familia” incluyó lidiar con patotas, despidos y amenazas. Pero se consiguió. Aunque se mantuvo vigente hasta ahora, hace dos semanas se conoció el fallo de la sala III de la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial de Rosario, que declaró inconstitucional la ley provincial y la ordenanza local de adhesión que regula los horarios de apertura y cierre de grandes superficies comerciales. Inmediatamente, su impulsora, la Asociación de Empleados de Comercio (AEC), rechazó la resolución judicial, anunció su apelación y reclamó que la provincia y la municipalidad hicieran lo propio. La decisión de la Justicia santafesina había sido solicitada por los supermercados Coto y Carrefour, quienes aseguran que la ley promovida por los mercantiles viola la Constitución Nacional. Ante el fallo favorable, las cadenas informaron que volverían a abrir el domingo 8 de diciembre. Se le suman Jumbo y Libertad.

El fallo de la Cámara reavivó el debate: domingo sí o no. Y otra vez, una supuesta voz mayoritaria salió a reclamar por los derechos de los trabajadores que quieren cobrar el plus dominical. Pero también está lo otro, tan digno y tan “derecho” como el sueldo. Los trabajadores y trabajadoras que cambiaron su vida: unos pesos menos a cambio de levantarse tranquilos y relajados, de salir hasta tarde el sábado, de llevar a los hijos e hijas al parque o al río sin morirse de sueño.

“Los hijos”, elige Martín Lovaine, sin pensar, automáticamente. Martín elige los domingos porque significan eso: sus hijos. Lovaine tiene tres hijos: Morena de seis años, Franco de 13 y Facundo de 14. La mayor parte de su vida, Martín y sus hijos pasaron los domingos a medias. No es algo menor, ni para un papá ni para un pibe. “Me moría de ganas de quedarme con mi familia”, recuerda Lovaine. Los domingos trabajados son también fiestas de cumpleaños, encuentros familiares, en los que Martín no estuvo. Él destaca, incluso, haberse perdido el campeonato de Newell’s en 2004. “Ahora es hermoso. Poder dormir sabiendo que no tenés que cumplir obligaciones al otro día. Poder ir al río, estar con mi familia, comer un asado, no son cosas que puedan hacerse ni disfrutarse otro día de la semana. El domingo está la misa, el fútbol y la familia. Y eso es lo mejor que tiene. Ese derecho no se tiene que perder, no puede cambiarse por dinero”.

Martín Lovaine pide, antes de terminar la entrevista, que se lo cite con nombre y apellido. Destaca su rol de delegado y la posibilidad que eso le da de hablar por sus compañeros y compañeras. Lovaine cuenta, tras enumerar todo lo que no podía hacer un domingo, que ese día era imposible faltar al laburo. “La empresa te aprieta. Si un día no vas a trabajar, al otro te echan”. La misma metodología utilizó Coto ante la pelea por el derecho al descanso dominical. Patovicas, apretadas, amenazas, e incluso telegramas de despido, fueron parte del combo elegido para desestimar el reclamo sindical. Muchos trabajadores de la empresa se mostraron, en el primer semestre del año, disconformes con el reclamo. Algunos por miedo, otros convencidos de no estar a favor, y otros tantos por necesidades económicas. Lovaine indica que todavía hay muchos laburantes que quieren trabajar el domingo. Pero también que muchos se volvieron a favor del descanso. “Ahora que ya se tuvo el derecho, muchos están conformes y están como locos por la nueva resolución”. Lo que prima en estos días es la incertidumbre. A los vericuetos legales, se le suma “la impunidad de Coto”. Y así como pocos quieren volver, una cosa está clara y es que primero está la fuente de laburo. “Muchos compañeros y compañeras tienen miedo de faltar este domingo, a pesar de que la ley sigue vigente. Esa es la impunidad de esta empresa. Pero sabemos que si echan a uno, saltaremos todos”.

Cristian trabaja en Carrefour. No se anima a dar más datos que su nombre y el lugar donde trabaja. Es la impunidad de las grandes empresas a las que hacía referencia Martín: hablar pone en riesgo su trabajo, tanto como no ir este domingo a trabajar. “Son muchos los que no quieren volver, pero lo hacen por miedo a perder el laburo.  Muchos cambiaron de opinión sobre el descanso dominical, especialmente quienes están trabajando en caja, que entraban a las 16 y se iban a las 22. Ahora no quieren saber nada, pero juega lo otro, porque acá o venís o sonaste”.

Durante muchos años, Cristian fue cada domingo, cuatro horas, a laburar. La sección donde trabaja tiene una ventaja: puede elegir si ir o no, y puede ir menos horas. Cristian comenzó a trabajar los domingos cuando su mujer estaba sin trabajo y el plus sumaba algo a la economía familiar. “Ahora tomamos una decisión familiar: yo los domingos no trabajo más”. Su vida, asegura, cambió un cien por ciento. Y es muy fácil entender por qué: puede disfrutar con sus amigos un sábado a la noche –“ya no me voy antes porque tengo que levantarme”–, puede despertarse tranquilo sin salir corriendo a trabajar, puede almorzar relajado, ir al río, ir al parque, quedarse comiendo tortas fritas. “La base es el tiempo con tu familia”, resume. Y se acuerda de cuando se iba rápido del supermercado para poder estar un rato en el parque; de no tener ganas de nada de eso por el cansancio de la jornada laboral; de que los días de semana libres no son lo mismo, porque su esposa trabaja y sus hijos van a la escuela. “Antes no los veía nunca. Ahora tengo un día para disfrutar de mi familia”.

Cristian acompañó desde un principio el reclamo por el descanso dominical. Una vez que se consiguió y efectivizó, él y su familia decidieron que ya no va a volver. “La plata va y viene. Lo que tienen que entender los compañeros, y la gente en general, es que el tiempo con la familia no se cambia por nada. Esto no es sólo una pelea sindical que se ganó, sino que es un derecho de cada trabajador el poder estar con su familia y disfrutar del domingo. Yo ya me acomodé y acostumbré a no tener unos pesos. Y ya está. Si el domingo no tengo plata igual puedo ir a pescar con el mate, no gasto un mango. Todo el mundo tiene derecho a disfrutar esto”.

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Fuente: El Eslabón

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Un comentario

  1. Patricia

    08/01/2017 en 15:21

    La mejor nota, lejos. Solo espero que el pueblo de Rosario y Santa Fe apoyen solidariamente a las este valor tan groso e irremplazable. No compres en domingo!!!

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