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Como si se tratara de mamushkas perversas, diabólicas, una escena tapa a otra que a su vez esconde a una tercera, que oficia de biombo a una que es la que el poder quiere ocultar. Detrás de las cuentas offshore y de Ricardo Jaime, bastante más atrás de los barrotes mediáticos que caen sobre Lázaro Báez, un fantasma recorre gorra en mano las sedes de la banca transnacional: Alfonso de Prat Gay.

Atrás, muy atrás de todos esos personajes, de esas escenas, de opiniones inflamadas en programas infamantes de una televisión contaminada por el analfabetismo político, se desarrolla un paso de comedia sobre alfombras silenciosas, con la más tenue de las luces, y todo para que nadie perciba lo que ocurre en realidad detrás de todo ese chiquero mediático-político-judicial.

Allí atrás, sin focos que iluminen los rostros de los protagonistas, Don Alfonso pasa la gorra banquero por banquero, para juntar los denarios que deparará poner en los picos babeantes de los buitres lo que esas aves de rapiña exigieron para cenar. Lo peor es que el hombre de la gorra no consigue un penique.

Y de eso no se habla en los medios hegemónicos, e incluso aquellos que tibiamente le oponen cierta resistencia al guión macrista que casi todos repiten en cadena, no toman nota del correlato de las derogaciones de las leyes cerrojo y desendeudamiento que Cambiemos logró sacarle al Congreso.

En estas dos últimas semanas, las negativas de algunos de los banqueros que prometieron abrir sus billeteras para juntar la masa crítica de 12.500 millones de dólares que tienen que depositarse antes del 14 de abril, dentro de cinco días, obligaron al equipo económico de Mauricio Macri a ponderar un deseo de todo el arco neoliberal: el retorno al Fondo Monetario Internacional (FMI).

De ese modo, la Argentina volvería a endeudarse con ese organismo financiero, echando por la borda uno de los mayores logros de Néstor Kirchner, quien al abonar el capital completo que se le debía al FMI, le sacó de encima al país los criminales monitoreos periódicos, que siempre contenían el mismo diagnóstico: ajuste y enfriamiento de la economía para ahorrar divisas destinadas al pago de deuda.

Pasando todo ello en limpio, habrá endeudamiento con la banca extranjera y con el FMI, jugosas comisiones para filiales locales de esas entidades que oficiarán como operadores de las colocaciones que nunca ingresarán al país, sino que serán embuchadas por los buitres. No serán panameños, pero esos Pampers huelen bien mal.

Una familia singular

Tres son los factores que explican que a causa de la revelación de sus empresas fantasma en guaridas fiscales el presidente Mauricio Macri no esté contra las cuerdas a 120 días de asumir. La desfachatez de un gobierno acostumbrado a mentir, el soporte de medios hegemónicos tan involucrados en el escándalo como el propio Presidente, y una ponderable masa de votantes que aún cree en los globos amarillos.

Tal vez Lázaro Báez deba ser condenado a picar piedras en Siberia. Todo bien. Ahora, si los jueces actúan por un llamado al celular, o de pronto se apuran porque los Pampers huelen mal, ¿cómo se puede tener fe ciega en «La Justicia»? No es raro que estos jueces actúen así, lo raro es que siga habiendo tanta gente que se queda tranquila viendo actuar así a esos jueces. Tal vez una parábola mundana sirva para entender por qué tanta fe ciega.

La madre le pregunta al pibe: «¿Vos liquidaste el dulce de leche?». El adolescente, encerrado en su pieza, responde: «Mamá, ya te dije, rendí bien inglés». El papá se levanta para pedirle explicaciones al patán, pero su esposa prefiere dejar pasar el episodio y consentir al pícaro glotón. Se trata de una familia muy singular. El chico insiste en su buena performance escolar e incluso les sugiere a sus padres que le pregunten al director de la escuela qué tan buen alumno es. El director, devenido mediador, es un inescrupuloso que les cobra a los alumnos para que pasen de año y tiene contactos con el comisario de la zona y está muy bien informado. El padre del adolescente le teme, porque sabe que el director le conoce algunos secretos inconfesables, y ante la palabra del directivo, la madre se queda tranquila. Es una mujer que no quiere complicaciones.

Pareciera que Mauricio Macri rindió bien inglés, pero lo que buena parte de los argentinos quiere saber es si fueron sus dedos los últimos en raspar el fondo del frasco de dulce de leche. Los medios insisten en destacar las condiciones del Presidente como alumno, la porción de la sociedad que lo votó permanece crédula y le extendería el crédito incluso si el líder del PRO dijera que la titular de Kagemusha es Cristina Kirchner. Y cierta dirigencia, que le teme a los medios y teme que les encuentren las yemas untadas aunque sea con un poquito de dulce de leche, acepta sin más las explicaciones del alumno Mauricio.

Los Panamá Pampers

Más de 11 millones de documentos secretos filtrados originalmente a un medio alemán –el diario Süddeutsche Zeitung– detallan transacciones hechas en los últimos 38 años por el estudio de abogados panameño Mossack Fonseca, especializado en gestión de capitales y patrimonios en esa conocida guarida fiscal, en nombre de una larga lista de clientes, que incluye a jefes de gobierno y Estado, y personalidades de todo el mundo.

Según publicaron varios medios internacionales agrupados en el Consorcio Internacional de Periodistas (ICIJ, por sus siglas en inglés), alrededor de 500 bancos y sus subsidiarias crearon en este período de tiempo más de 15 mil compañías off shore para sus clientes a través de Mossack Fonseca.

Lo cierto es que Macri ya figura en al menos dos empresas off shore como director. Y ése solo hecho ya representa una grave acción por parte del jefe de Estado. En palabras del ex titular de la Inspección General de Justicia (IGJ) Ricardo Nissen, «nadie constituye una sociedad off shore para ser director ocasional. Mi experiencia me demuestra eso, que los que participan suelen participar como accionistas. Nunca vi una sociedad off shore que no sea utilizada con fines ilícitos. Nunca».

Otro experto en este tipo de operatorias, denunciante de numerosos grupos económicos y personas físicas por fuga de capitales y lavado de dinero, entre ellos Clarín y Amalia Lacroze de Fortabat, aporta su mirada sobre la participación de Macri. “Mi experiencia me dice que Macri tiene más de una empresa offshore”. aseguró Hernán Arbizu, ex vicepresidente del JPMorgan. Y no se quedó allí: «El dinero de las sociedades que operan en Panamá está en los mismos bancos que ahora van a emitir deuda argentina».

Al margen de ello, una de las cuestiones abordadas por Arbizu da cuenta de la gravedad del accionar de Macri, quien se defendió diciendo que nunca fue portador de acciones de esas empresas ni percibió honorarios como director. Arbizu precisó que los directores de dichas compañías offshore “cobran honorarios, y tendría que declararlos. Y en el caso que no cobrara sería más sospechoso aún, porque debería explicar por qué no cobraba honorarios siendo director de una sociedad”. Para el ex banquero, si Macri fue un «prestanombre» de esa sociedad, «es más grave».

Corporaciones globales vs Estado nación

«La «financialización» y la «tecnologización» de las economías globales y nacionales, han producido cambios de gran envergadura en el campo del trabajo». La consecuencia de ello no es neutra: «Menos oportunidades para un empleo satisfactorio y digno, conjugado con la reducción de la seguridad social, están causando un inquietante aumento de desigualdad y pobreza en diferentes países».

Los párrafos no los firma una agrupación de izquierda o populista que se debate contra el capitalismo financiero. La incluyó el Papa Francisco en su carta a Klaus Schwab, presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial de Davos en su última edición.

Cuando los jóvenes PRO que el gobierno envía a los escasos programas políticos niegan el carácter ilícito de la participación de Mauricio Macri en las empresas off shore, omiten los efectos del proceso de transnacionalización, fuga y expatriación de capitales: más pobreza, menos empleo, mayor exclusión, en síntesis, la justicia social en una pendiente sin fin.

Que un empresario elija administrar sus negocios a partir de empresas radicadas en guaridas fiscales ya es inmoral, puesto que su obligación y responsabilidad es aportar al fisco según sus utilidades, que deben estar a la luz y no bajo la sombra de las palmeras de Bahamas o Gran Cayman. Pero si ese empresario accede a niveles de responsabilidad en el Estado, no puede siquiera alegar la inmoral defensa que enarbolan los abogados del neoliberalismo. Y Macri apeló a esos argumentos.

Fuente: El Eslabón

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2 Lectores

  1. Cristina

    10/04/2016 en 20:08

    Excelente análisis, tanto que me gustaría una firma del autor…como debe ser. No está bueno publicar anónimamente.

    Responder

  2. Cristina

    10/04/2016 en 20:09

    Señalen la parte no moderada, por favor..

    Responder

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